23 abril, 2008

Método Moioli






- Dedica un par de minutos a estirarte, mirarte en el espejo y soltar una sonora y amplia carcajada.



- Además de pensar en las responsabilidades que tienes, piensa durante unos segundos lo que vas a hacer para sentirte bien y llévalo a cabo.



- Deja que impregne tu vida, te enriquecerás de inmediato y serás más consciente de lo que te rodea.



- Da cariño gratuitamente y aprende a disculpar y a pedir disculpas, en esos momentos descubrirás lo bien que te sientes.



- Tal vez el día no discurra como deseas. Párate. Pregúntate qué es lo que verdaderamente quieres. Luego usa tu juicio y valora las posibilidades antes de retomar el camino.



- Si las circunstancias te pueden y el cansancio te abruma, no tengas reparos, llora y libera esa angustia. Luego haz las paces contigo mismo y sigue adelante.



- Si no deseas llorar, detén tu actividad y respira hondo varias veces. Inspira por la nariz, llena tu abdomen y retén el aire durante unos segundos. Después expúlsalo de un golpe.



- En el día a día observa a quienes se muestran sencillos y espontáneos. Deja que esta experiencia te permita reconocer tu lado más humano y que surja la risa relajada y natural.



- Al terminar la jornada, quiérete, acaríciate y deja que otros lo hagan, siente entonces cómo tu dedicación te devuelve un estado de bienestar.



- De vez en cuando escribe cómo te encuentras, cómo te ves, cuáles son tus objetivos y los impedimentos que debes derribar. Esto te ayudará a conocerte mejor.

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