13 febrero, 2006

Regreso de Marrakech


Es necesario recorrer la tangente, ese espacio de vida que nos conecta con lo más ajeno de nosotros mismos.
Nuestra cultura vive los viajes como escape, huida hacia adelante, carrera eterna buscando sensaciones.

Acabo de regresar, lo más importante del viaje fue lo que no viví. Sé que soñé, las larguísimas noches en una cama cómoda, sin ruido, así lo atestiguaron. No recuerdo más que la amplitud del jardín que custodió mis sueños. Las palmeras atentas, el agua de la fuente... Los múltiples estímulos de la vigilia ya los conoceis, colores, movimiento, gentes y vida que se mueve bajo las mareas que la luna comanda. Espero que la semilla de silencio que pude producir estos días se transmute en canto, un canto de luz incansable. Posted by Picasa

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