No nos queda otra salida. La situación está muy avanzada, el tiempo se termina y con el nuestras esperanzas. Es preciso rescatar la conciencia, nuestra más preciosa cualidad. Reconquistar el momento presente y desde él cruzar al otro lado del espejo. Crecer, desarrollar, dejarse ser. Todo es posible al otro lado del espejo.
Las vastas praderas del no-ser, del no-hacer, del wu-wei. El Vacío es tan inmensamente bello y abisal que nos produce nausea y miedo. Sin embargo será allí donde acaecerá el milagro. Contemplaremos el misterio en la cima del monte Carmelo del infinito silencio. Será entonces cuando recordaremos nuestros nombres.
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