Cuando buscamos los matices de la luz es necesario mirar al cielo. Ese simple gesto nos ayuda a vislumbrar la escala de nuestra magnitud. En un tiempo de egos inflados es curativo mirar a Betelgeuse y recordar quiénes somos y dónde estamos.
Al fundir literatura, arte y contemplación, conseguimos humanizar la técnica de sanar. Este cuaderno es la estela de ese proceso. Sigo aprendiendo, sigo caminando...
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