26 febrero, 2007

LA FAMILIA



Tras volver de EL Saucejo reposo lo vivido. Fue un viaje breve pero lleno de sensaciones y sentimientos. Os comparto algunos.
Andalucía significa para mi la infancia. Mis recuerdos infantiles de Madrid son en blanco y negro, los de Andalucía a todo color. La sensación de libertad, de poder correr, jugar, descubrir sin límite. Recuerdos de olores, colores, luces. El guiso papas de la abuela Carmen, las galletas de canela de la abuela Martín, los paseos por el campo con el primo Antonio, la observación astronómica en las rodillas de tio Frasquito, los dichos e historias del abuelo Manolo, las tropelías y juegos con los primos, los bizcochos de la tia Maruja, las ocurrencias del tio Luis…
Son muchas cosas vividas y el pasear por el pueblo me trajo recuerdos dulces. Puedo decir que he sido tremendamente libre, tremendamente feliz en ese pueblo. Los diferentes actores aportaron lo mejor de sí mismos para una representación vital de primer orden. Si, la vida es un teatro, un sueño entretejido con mil hebras distintas. Estos días lo he recordado. Y es bueno recordar. Necesitamos recordar que somos libres y felices. Si no es así habrá que ajustar algo.
La imagen más triste del viaje fue la del primo Luís llorando al cerrarse la tumba de su padre. “Son muchos recuerdos”, dijo entre lágrimas. Efectivamente cuando alguien marcha, se lleva muchas historias, también deja otras tantas que siguen vivas en nosotros. Y sobre todo nos deja la conciencia de vida, seguimos estando vivos y eso es grande. Grande porque se nos olvida muy frecuentemente. Pese al cansancio y a la negligencia de nuestra querida RENFE pude volver a darme cuenta. Estamos vivos y eso hay que ejercerlo. Es algo muy grande como para malgastarlo con preocupaciones, neurosis y demás dolores grises. Mis peques lo saben, y se encargan de dedirlo mil veces al dia. Ellos encarnan la importancia de vivir el presente y nos enseñan a los mayores a volver de nuestro pasado ( y sus culpas) o de nuestro futuro ( y sus preocupaciones). Que bueno sería que recuperáramos el verbo estar, así, sin más. En infinitivo, sin aditamentos ni adverbios.
Valgan estar lineas para invitar a vivir la vida y estar cerca. Es nuestra obligación poner colores al dia y cuidar a aquellos que comparten nuestras historias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Salvita por el paseo por ese lugar májico y alegre.

 
Locations of visitors to this page