21 julio, 2006
Aprendizaje de la serenidad.
En mi amado Rajastan un hombre toca la flauta en un palacio. Inmune a lo que sucede alrededor, su música es para nosotros suave descanso. Aunque no la oigamos.
Serenidad es mantener la conciencia de vacío en nuestro presente lleno de ruido.
Tal vez podamos intuir lo que esto pueda significar en ciertos instantes. El fuego que Prometeo robó no es más que un instante de serenidad, ese polvo invisible que nos quita la sed de búsqueda.
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