Caravaggio nos ayuda hoy. Necesitamos inspirarnos, recoger esa leve brisa que musas o ángeles dejan en nuestro pelo cuando pasan cerca. De nuevo precisamos tomar conciencia de lo sutil, de lo invisible. Será en ese reino casi transparente donde podamos encontrar esa vieja llave de la felicidad que tantos buscaron.
18 enero, 2006
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