22 marzo, 2010

Avatar



James Cameron nos deja en su última película varios guiños interesantes. Como toda superproducción de Holliwood, va dirigida a todos los públicos, lo que implica un guión sencillo, una feliz historia de amor y efectos especiales. Pero más allá de la superficie hay mensajes a tener en cuenta.

En nuestra sociedad actual, aquejada de varias enfermedades graves es tiempo de parar y reflexionar. Quizá el peor mal sea la prevalencia de la razón personal sobre la razón común, del bien-estar personal sobre todo lo demás, del reinado del ego sobre lo que verdaderamente somos. El precio es alto, hemos perdido la "religazón" con el medio tras perderla con la esfera de lo sacro y con la interior de cada cual.

En consulta atiendo todos los días procesos de sufrimiento que tienen esta raiz. Los seres humanos necesitamos vivir conectados a la naturaleza, al clan (familia, amigos, comunidad) y sobre todo conectados con nosotros mismos. Los sabios, locos y poetas de todos los tiempos nos lo han recordado en cada época. Los artistas saben también de esto y como no, los pueblos que llamamos "primitivos" lo han vivido y lo viven hoy. En este tiempo sería sabio mirarles y aprender de ellos. Nos jugamos la vida y la del planeta.


Los dos caminos que se abren ante nosotros no llevan por un lado a recuperar esa conexión y por otro a laberintos virtuales. En pocos años tendremos la posibilidad de habitar mundos donde poder vivir vidas "más interesantes" lejos de nuestras discapacidades personales. La vieja tentación de querer ser como dioses, y esto hace ya miles de años que sabemos como acaba.

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