unas líneas de Manuel Vilas, como siempre magistral.
No sé qué comprar, si un libro o una pistola. Se acerca la Navidad y tengo que hacer muchos regalos. Me gusta regalar cuchillos chinos en estas fechas. También suelo regalar tecnología: la que sea. No me gusta que me regalen libros de regalo, es decir, libros grandes y bonitos, con fotos y muchos colores. Prefiero que me regalen: vino, navajas, peceras, pulseras, discos, pijamas, ikurriñas, etc. Nadie me ha regalado una pistola en esta vida. Y la verdad, yo creo que ya va siendo hora de tener pistola: la cosa se está poniendo muy mal. En el Tubo de Zeta hay una tienda especializada en botas camperas. Son duras esas botas salvajes. Si has de regalar botas, regala botas Valverde del Camino. Son las mejores. Pon algo en tu vida que no se rompa nunca. Cuidado si te regalan relojes de alto estanding. Lo digo porque reparar mi Longines me costó 150 euros. Regala películas. Yo le regalé el año pasado “El Portero de Noche” a mi madre, que le gusta mucho el cine romántico. Más cosas, amor mío, que me puedes regalar: resucítame a Johnny Cash y que venga a cantar a casa el día de Año Nuevo. No me gustan los regalos convencionales. Me gustan regalos que tengan una chispa de misticismo socialdemócrata. ¿Has visto las riadas de coches que bajan hasta Gran Casa? Es una tormenta de gente a la búsqueda de las cosas. La ciudad se calienta. Las tiendas cada vez son mejores. Regálame un viaje a Moscú en primera. Regálame una huida. Regálame un póster del Che Guevara. Me gustaría que me regalases un traje de Policía Municipal de Z, con pistola y esposas incluidas, para ponerme debajo del semáforo de la entrada del Actur y asustar a la gente con la inminencia de una multa intensamente democrática. La cárcel les espera.
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