La vida es un discurrir de suspiros. Conectarlos de forma armónica determina el modo de fluir del corazón. La medicina china nos enseña a observar los cambios desde la óptica de los siempre posible.
Las contingencias a menudo nos agobian y aprietan como el viento a una mota de polvo. Recordar que pese a nuestra inverosimilitud, existen fuerzas que velan por nuestra conciencia, es bálsamo suave y reposo seguro.
La incertidumbre produce miedo en los humanos. A mayor entropía más miedo. Este vector emotivo-conductual ha dado lugar a las ciudades, civilizaciones y estructuras de poder e injusticia que caracterizan la especie.
Al fundir literatura, arte y contemplación, conseguimos humanizar la técnica de sanar. Este cuaderno es la estela de ese proceso. Sigo aprendiendo, sigo caminando...