28 septiembre, 2009

Confusión


El problema sobreviene cuando la gente se emociona más ante los colores de su equipo de fútbol que ante el sufrimiento ajeno. Y es aquí donde, por desgracia, parece que ya estamos.

Manuel Cruz

25 septiembre, 2009

24 septiembre, 2009

Vi la tierra descalza


Vi la tierra descalza
y quise descalzarme yo también.
Oí el agua desnuda
y quise desnudarme yo también.
Sentí el aire indefenso
y quise estar inerme yo también.
Me habló el fuego en lo oscuro
y quise hallarme solo yo también.
Entonces escuché gemir al semejante
y busqué convertirme en los cuatro elementos
para la redención de ese gemido.

David Escobar Galindo

18 septiembre, 2009

Zen-budismo en la vida y en el trabajo, por Leonardo Boff


El zen-budismo puede significar una fuente inspiradora para el paradigma occidental en crisis, así como para la vida cotidiana. Y ello se debe a que el zen no es una teoría o una filosofía. Es una práctica de vida que se inscribe en la tradición de las grandes sabidurías de la humanidad. El zen puede ser vivido por las personas más diferentes, sencillas amas de casa, empresarios o personas religiosas de diferentes credos.

Para el zen-budismo, lo más importante no está en la razón, tan importante para nuestra cultura occidental, sino en la conciencia. Para nosotros la conciencia es algo mental. Para el zen-budismo cada sentido corporal tiene su conciencia: la visión, el olfato, el paladar, la audición y el tacto. La sexta es la razón. Todo se concentra para activar con la mayor atención posible cada una de estas conciencias, en las vivencias de cada día. Tener una actitud zen es discernir cada matiz del verde, percibir cada ruido, sentir cada aroma, darse cuenta de cada toque. Y estar atento a los devaneos de la razón en su movimiento imparable.

Por eso, el zen se construye sobre la concentración, la atención, el cuidado y la integridad en todo lo que hacemos. Por ejemplo, expulsar un gato de la poltrona, puede ser zen; también, soltar a los perros de la perrera y dejarlos correr por el jardín. Se cuenta que un guerrero samurai, antes de una batalla, visitó a un maestro zen, y le preguntó: «¿qué es el cielo y el infierno?». El maestro respondió: «para gente armada como tú, no pierdo ni un minuto». El samurai, ofendido, tiró la espada, y dijo: «por semejante falta de cortesía podría matarlo ahora mismo». Ahí le contestó con toda calma el maestro: «eso es el infierno». Con la calma del maestro, recapacitó el samurai, metió la espada en la vaina y se marchó. El maestro le gritó desde atrás: «eso es el cielo».

En medio de las diferentes situaciones, acabamos compartimentando nuestra vida. La actitud zen apunta a la completa integración de la persona con la realidad que vive. El zen busca el vacío. Pero ese vacío no es tal. Es más bien un espacio libre en el cual todo se puede formar. No nos podemos quedar atados a esto o aquello...

Cuando un discípulo preguntó al maestro «¿quién somos?», el maestro respondió simplemente apuntando al universo: «somos todo eso». Eres la planta, el árbol, la montaña, la estrella, el universo entero. Cuando nos concentramos totalmente en esas realidades, nos identificamos con ellas. Pero eso sólo es posible si quedamos vacíos y permitimos que las cosas nos tomen totalmente. El pequeño yo va desaparecienco, para que surja el yo profundo. Es entonces cuando sentimos que somos uno con todo.

Este camino exige mucha disciplina. No es nada fácil superar las fluctuaciones de cada una de las conciencias y crear un centro unificador.

La búsqueda de esta unidad originaria tiene una base cosmológica. Hoy sabemos que todos los seres provienen de elementos físico-químicos que se forjaron en el corazón de las grandes estrellas rojas que después explotaron. Un día estábamos todos juntos en aquel corazón incandescente. Guardamos todavía una memoria cósmica de esta ancestralidad nuestra.

Por otra parte, sabemos también que tenemos el mismo código genético de base presente en todos los demás seres vivos. Venimos de una bacteria promordial, surgida hace 3.800 millones de años. Formamos la única y sagrada comunidad de vida.

Al buscar un centro unificador, el zen nos invita a realizar este viaje interior. No hace falta decir que todo eso vale para todos, pero principalmente para mí.

Fuente: Koinonia
Leonardo Boff es teólogo, filósofo y escritor

08 septiembre, 2009

Willigis Jager


Todas las comunidades, pueblos, estados, piensan primero en sí: Nosotros debemos crecer, a nosotros nos deben dar siempre más y ser siempre los primeros. Pero ese parece ser el camino hacia el ocaso de nuestra especie. Pero en ese sentido soy optimista, porque creo que la evolución divina no se puede parar solamente porque algunos de nosotros queramos hacer algo por nuestra cuenta. Necesitamos un cambio interior más profundo. No somos lo que nuestro yo nos dice que somos. Los caminos espirituales: Zen, Yoga, Contemplación, son caminos clásicos que intentan dirigirnos hacia esta experiencia. Gracias a Dios, cada vez más personas cultas, académicas, comienzan a entender que esto es un posible camino. Muchas personas después de haberse educado en diversas Universidades, acuden a nuestra casa buscando educarse también en este tipo de camino.

conferencia casa del Reloj.

REPETICIONES, INNOVACIONES, SORPRESAS.


Oración de José Luis Padilla.


Se podría decir que, el transcurrir de la vida se basa en una serie de repeticiones, de innovaciones y de sorpresas.

Así, también, cada oración supone... la repetición del acto de orar, de comunicarse; la innovación del sentido de la oración de ese día y la sorpresa de su contenido.

Es en base a la repetición que se da el fenómeno del aprendizaje.

Es en base a la innovación que aparecen los momentos evolutivos.

Es en base a la sorpresa… que aparecen las mutaciones.

Es como describir la Teoría Evolucionista… en base a esas tres palabras: repetición, innovación y sorpresa.

La Creación se repite… ¡incansablemente!

Introduce innovaciones en su relación con la vida.

Siempre nos sorprende.

Las tres situaciones: repetición, innovación y sorpresa, se dan simultáneamente. Y esto es extremadamente importante… –darse cuenta de ello-… puesto que es necesario un número de repeticiones para poder alcanzar el conocimiento; pero, también, si… no aparecen las innovaciones y las sorpresas, el excesivo número de repeticiones produce el deterioro.

¡Un mínimo de repeticiones!, pero… no sobrepasarse.

Un mínimo de innovaciones, pero… no atropellarse.

¡Un mínimo de sorpresas!... pero sin agobiarse.

Cada ser tiene su ritmo y sus frecuencias. Lo cual crea una biodiversidad muy compleja. Porque es fácil que, mientras unos estén en las repeticiones, otros estén en las sorpresas, y entonces... –aaaah-.

En la medida en que… las proporciones de repeticiones, innovaciones y sorpresas, se… se dan adecuadamente para cada ser, aparecen las improvisaciones.

Las improvisaciones suponen el aliento fresco en la repetición, de tal forma que… evita la monotonía.

Cada repetición, aunque… la misma palabra dice que es lo mismo, tiene un matiz… –y debemos buscarlo- que la hace diferente.

Cada repetición debe buscar –y lo necesita- el realizar… lo que esté repitiendo, de forma impecable.

La innovación supone recoger la experiencia de la repetición, y darle repentinamente un nuevo giro; una nueva versión.

Un nuevo giro; una nueva versión, en matices, en pequeñeces o… en generalidades.

La sorpresa es el imprevisible momento... Breve, intenso… y sorprendente. Impresiona y obliga al replanteamiento general de lo que se hace.

En la medida en que no se tiene miedo a repetir, pero se está atento a la innovación, ¡que… que ronda!, ¡que... que se acerca!, en esa medida no hay que temer a las repeticiones.

Como cada ser se constituye en un repetido, innovable y sorprendente portador de... su mensaje, tenemos que adecuarnos a esos movimientos y buscar engranarnos con ellos... Hacemos así, de la convivencia, un proceso impecable, renovador, imprevisible y creativo.

Que las repeticiones que se hacen costumbres, sean revisadas intensamente, para que no se hagan costumbres de obligación, sino que tengan… en cada ciclo, la suficiente innovación como para renovarse; la suficiente sorpresa, como para seguir siendo un reclamo de encuentro y de convivencia.

Dios se repite hasta que nos acostumbramos.

Cuando estamos acostumbrados, nos da una innovación.

Cuando creemos que lo hemos entendido, ¡nos sorprende!

Ámen.

INSPIRA CONCIENCIA



INSPIRA CONSCIENCIA EN MADRID
EL MUNDO CAMBIA EN FUNCIÓN DE LAS PERSONAS
13 de septiembre en el
Palacio de Congresos de Madrid

INFORMACIÓN

Negritud


De los 147.620 millones de dólares que el gobierno de EEUU dedicará a la i+D en el 2010, 83.760 millones serán para Defense (military), y 63.860 para todo lo demás: medicina, espacio, energía, ciencia básica, medioambiente…

(Según podéis leer en la página 11 de la propuesta de presupuestos en investigación y desarrollo que la Administración Obama presentó el pasado Mayo).

 
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