15 mayo, 2009

Las analectas nos iluminan


Palabras de amable reconvención no pueden menos de agradar al que escucha. Pero
la meditación sobre ellas es lo que verdaderamente importa.
Yo no puedo hacer nada con el hombre que se complace en el consejo, pero no lo
medita; que reconoce la reprensión, pero no se reforma.
A un gran ejército le pueden quitar su jefe, pero nadie puede robar a un solo hombre
pobre su voluntad.
Solamente cuando llega el frío, nos fijamos que el pino y el ciprés son siemprevivas.

Confucio, Analectas

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